Tomé esta foto en la entrada del primer colegio que visité en Kiev. Es una representación de las banderas ucraniana y española, junto al escudo del colegio que es una barco con una vela mezcla de ambas banderas. Así comenzó mi periplo por centros educativos de Ucrania, contando cuentos… ¿en ruso? ¿en inglés? Pues no, ¡en castellano!

¿Ucrania?

Confieso que cuando recibí el correo electrónico de invitación, pensé que alguien me estaba gastando una broma. ¿En serio? ¿Contar cuentos en Ucrania? Pasé un fin de semana en ascuas hasta que pude cerciorarme de la veracidad del mensaje. Sí, por extraño que pudiera parecer, iba en serio. La embajada de España mantenía una excelente relación con los centros educativos donde se estudia castellano, y querían ofrecerles una actividad cultural que enriqueciera su aprendizaje y su contacto con la cultura española.

Sorprendente dominio del idioma

Conté para edades comprendidas entre los 7 y los 17 años. Yo adaptaba las historias a las edades y los diferentes niveles de comprensión del idioma. Con los mayores, que entendían más y mejor, se dieron momentos muy especiales, escuchaban con tanto interés, con tanto respeto, con los ojos tan abiertos y los oídos tan dispuestos… Fue emocionante. Logramos un nivel de complicidad muy emocionante. Los pequeños eran puro entusiasmo y alegría, sus ojos chispeaban, sonreían todo el rato y mostraban abiertamente su disposición y su curiosidad. Las profesoras hablaban con perfección y un acento casi imperceptible y estaban felices de recibirme, me colmaron de atenciones.

Fue una semana impresionante llena de momentos para recordar. Estaré siempre agradecida a la Sección Cultural de la Embajada de España en Kiev, por invitarme a contar cuentos en colegios ucranianos de tres ciudades: Kiev, Cherkasy y Jerson.

Ucrania-Cristina-Temprano

 

¿Qué destacaría?

Cuando regresé, alguien me preguntó:
– ¿Qué destacarías?
– Los abrazos -respondí-, me han dado unos abrazos cálidos y largos que no se pueden olvidar. Y sus sonrisas. Su hospitalidad, su amabilidad.
– ¿Y que es lo que te has traído de allí? – Continuó preguntando.
– La absoluta certeza, no mental, ni ideológica, sino la certeza sentida en las entrañas, de lo iguales que somos los seres humanos en lo esencial. Somos iguales, realmente iguales. Las mismas historias nos emocionan, nos conmueven o nos hacen reír, aquí, allá o en cualquier parte del mundo.

¡Tanto por descubrir!

El encuentro humano fue maravilloso y absolutamente emocionante, pero además, mirara donde mirara, no dejaba de sorprenderme con todo lo que veía. Edificios, decoraciones, vestimentas, mercados, carteles, el alfabeto… ¡Hasta los camiones y los buses llamaban mi atención! Descubrir el mundo contando cuentos es un auténtico regalo.